EL COMPLEJO ARQUEOLOGICO
DE PISAQ
La belleza de sus
muros, construidos con grandes bloques pétreos pulidos con extraordinaria
simetría e inigualable manejo de la piedra dejan al visitante perplejo. En un
primer momento el asombro es inevitable, luego surge una sensación de profundo
respeto por los creadores de esos edificios centenarios, mudos testigos de la
grandeza de un imperio. "A orillas de Willkamayu, el sagrado río dios que
corre por cauces de piedra labrada dominando su furia, comienzan las franjas de
luz y sombra de los famosos andenes de P´isaq, la gran ciudad de los perdices. Una
urbe de leyenda que fue construida en una cresta de roca azul, casi sobre el
aire para avizorar el más hermoso de los valles cusqueños".
Písac, es un
distrito de la provincia de Calca, situado a 32 Kms. Al noroeste del Cuzco. Su
altitud comprende los 2,950 msnm.
El complejo arqueológico se sitúa en lo alto de un cerro
desde donde se domina buena parte del Valle Sagrado. Está compuesto por grupos
de andenes y estructuras arquitectónicas dispersas en las laderas y en lo alto
del cerro.
Un triángulo perfecto
El urbanismo inca es de una sofisticación y planificación
impresionantes. Todas las edificaciones se sitúan dentro de una racionalidad
que privilegia la geometría. Así, la ubicación de Písac está perfectamente
calculada. Según el investigador Angles Vargas, quien ha dedicado buena parte
de su vida al estudio de este grupo arqueológico, las ruinas de Písac forman,
junto con el Cusco y Piquillacta, un triángulo equilátero en el que cada punto
dista 33 Km. de distancia entre sí, y los tres se encuentran ubicados a 3,300
m.s.n.m.
La ñusta encantada
Desde el pueblo de Písac, en el camino que conduce al cerro
Ñustáyoc y mirando hacia el sur, se puede ver un gran complejo rocoso que la
gente del lugar conoce como la “ñusta encantada”, pues tiene la forma de una
mujer que lleva sus bultos en la espalda. Cuenta una leyenda -entremezclando
elementos andinos y occidentales- que el cacique Huayllapuma de Písac tenía una
hija, la princesa Inquill Chumpi. Ella estaba destinada a casarse con el
príncipe que pudiera construir en una noche un puente sobre el rio Vilcamayo.
Para Písac era imprescindible contar con tal puente pues, sin él, el lugar
podía ser fácilmente atacado. Pero la dureza de la tarea desanimaba a los
aspirantes. Un día apareció el apuesto príncipe Asto Rímac y pidió la mano de
la princesa. Sabía que para merecerla tenía que hacer frente a la prueba. Las
autoridades dispusieron las tareas y además ordenaron que mientras el príncipe
Asto Rímac trabajaba en el puente, la princesa ascendiera por el cerro sin
voltear. De lo contrario, ella y su prometido se convertirían en piedra. El
príncipe comenzó a edificar el puente con mucho éxito; pero, cuando estaba
amaneciendo y la princesa se aprestaba a llegar a la cima, volteó. La
advertencia se cumplió y la princesa permanece convertida en piedra hasta el
día de hoy.
Teorías y descripciones
Actualmente se cree que Písac fue una especie de “hacienda
real” del inca Pachacútec y, por lo tanto, “pertenecía” a su panaca o grupo de
parentesco. Como la mayoría de estas “haciendas”, Písac se compone de núcleos
dispersos de andenería, estructuras domésticas y ceremoniales. Estas
construcciones destacan por la calidad de su mampostería. La ubicación del
complejo es estratégica: muy cerca del Cusco, a la entrada del Valle Sagrado y
en el camino a la selva. El nombre de Písac viene, probablemente, del quechua
pisaq, “perdiz”, gallinácea abundante en la zona. Según el arquitecto Angel
Silva, la forma del asentamiento recuerda a la de dicha ave, lo que se
relacionar& iacute;a con la supuesta usanza de los arquitectos incas de
crear sus asentamientos siguiendo trazos figurativos.
Habitando la montaña
Las distintas edificaciones se encuentran ubicadas a
diferentes alturas y así, las primeras, se hallan a sólo 200 metros del pueblo.
Se trata de los andenes del cerro Intihuatana, un grupo de 40 andenes
semicirculares y ondulantes cuyo vértice es el mismo Intihuatana.
La “ciudad” de las torres
Písac ha sido llamada por algunos “la ciudad de las torres”.
Existen más de veinte y es difícil establecer a ciencia cierta la función que
cumplieron. Algunas habrían estado asociadas a canales de agua existentes en el
lugar. Su acabado es perfecto y para el investigador John Hemming, muestran
indudables semejanzas con las construcciones de Sacsayhuamán. Las torres fueron
construidas en los bordes salientes de la montaña y son equidistantes entre si
según el historiador cusqueño V. Angles.
La casa de dos pisos
Si uno sigue por el camino que conduce al Intihuatana, se
topará con la casa de dos pisos. Aquí se cruzan los caminos.
En honor del sol
El Intihuatana (en quechua Inti Watana, “reloj de sol”) es
quizá el sector más importante del sitio. Tiene una ubicación privilegiada,
desde la cual se dominan las dos quebradas de P& iacute;sac. La
construcción se compone de algunos edificios, entre los que destaca uno de fina
piedra labrada que, siguiendo la forma de una letra D, rodea a una afloración
rocosa tallada de manera especial. La perfección de sus muros es impresionante.
La roca tallada tiene una orientación tal, que coincide casi perfectamente con
la salida del sol en el solsticio de junio. En Machu Picchu se puede ver una
roca parecida. Algunos investigadores piensan que tales piedras y edificios
podrían haber servido para realizar observaciones astronómicas. Desafortunadamente,
los muros no conservan su altura original, por lo que no sabemos si en Písac
este sistema se complementaba con una serie de ventanas. Este sector es
atravesado por un canal que alimenta de agua a un reservorio, desde el cual se
abastece a una serie de fuentes ubicadas en la ladera este.
Tiyanacuy
Siguiendo hacia la cuesta se encuentra el barrio de
Tiyanacuy. Sus dimensiones son menores y gira en torno a un patio central. En
el centro de esta construcción existe un perfecto asiento para dos personas
esculpido en una piedra.
Los túneles
El cerro de Písac tiene dos túneles, uno de 16 metros de
largo que va hacia el norte, y otro muy estrecho de tres metros que lleva a la
cima.