miércoles, 5 de febrero de 2014

Tour por el Valle Sagrado de los Incas


EL COMPLEJO ARQUEOLOGICO

DE PISAQ


La belleza de sus muros, construidos con grandes bloques pétreos pulidos con extraordinaria simetría e inigualable manejo de la piedra dejan al visitante perplejo. En un primer momento el asombro es inevitable, luego surge una sensación de profundo respeto por los creadores de esos edificios centenarios, mudos testigos de la grandeza de un imperio. "A orillas de Willkamayu, el sagrado río dios que corre por cauces de piedra labrada dominando su furia, comienzan las franjas de luz y sombra de los famosos andenes de P´isaq, la gran ciudad de los perdices. Una urbe de leyenda que fue construida en una cresta de roca azul, casi sobre el aire para avizorar el más hermoso de los valles cusqueños".

Písac, es un distrito de la provincia de Calca, situado a 32 Kms. Al noroeste del Cuzco. Su altitud comprende los 2,950 msnm.

El complejo arqueológico se sitúa en lo alto de un cerro desde donde se domina buena parte del Valle Sagrado. Está compuesto por grupos de andenes y estructuras arquitectónicas dispersas en las laderas y en lo alto del cerro.


Un triángulo perfecto


El urbanismo inca es de una sofisticación y planificación impresionantes. Todas las edificaciones se sitúan dentro de una racionalidad que privilegia la geometría. Así, la ubicación de Písac está perfectamente calculada. Según el investigador Angles Vargas, quien ha dedicado buena parte de su vida al estudio de este grupo arqueológico, las ruinas de Písac forman, junto con el Cusco y Piquillacta, un triángulo equilátero en el que cada punto dista 33 Km. de distancia entre sí, y los tres se encuentran ubicados a 3,300 m.s.n.m.


La ñusta encantada


Desde el pueblo de Písac, en el camino que conduce al cerro Ñustáyoc y mirando hacia el sur, se puede ver un gran complejo rocoso que la gente del lugar conoce como la “ñusta encantada”, pues tiene la forma de una mujer que lleva sus bultos en la espalda. Cuenta una leyenda -entremezclando elementos andinos y occidentales- que el cacique Huayllapuma de Písac tenía una hija, la princesa Inquill Chumpi. Ella estaba destinada a casarse con el príncipe que pudiera construir en una noche un puente sobre el rio Vilcamayo. Para Písac era imprescindible contar con tal puente pues, sin él, el lugar podía ser fácilmente atacado. Pero la dureza de la tarea desanimaba a los aspirantes. Un día apareció el apuesto príncipe Asto Rímac y pidió la mano de la princesa. Sabía que para merecerla tenía que hacer frente a la prueba. Las autoridades dispusieron las tareas y además ordenaron que mientras el príncipe Asto Rímac trabajaba en el puente, la princesa ascendiera por el cerro sin voltear. De lo contrario, ella y su prometido se convertirían en piedra. El príncipe comenzó a edificar el puente con mucho éxito; pero, cuando estaba amaneciendo y la princesa se aprestaba a llegar a la cima, volteó. La advertencia se cumplió y la princesa permanece convertida en piedra hasta el día de hoy.


Teorías y descripciones


Actualmente se cree que Písac fue una especie de “hacienda real” del inca Pachacútec y, por lo tanto, “pertenecía” a su panaca o grupo de parentesco. Como la mayoría de estas “haciendas”, Písac se compone de núcleos dispersos de andenería, estructuras domésticas y ceremoniales. Estas construcciones destacan por la calidad de su mampostería. La ubicación del complejo es estratégica: muy cerca del Cusco, a la entrada del Valle Sagrado y en el camino a la selva. El nombre de Písac viene, probablemente, del quechua pisaq, “perdiz”, gallinácea abundante en la zona. Según el arquitecto Angel Silva, la forma del asentamiento recuerda a la de dicha ave, lo que se relacionar& iacute;a con la supuesta usanza de los arquitectos incas de crear sus asentamientos siguiendo trazos figurativos.


Habitando la montaña


Las distintas edificaciones se encuentran ubicadas a diferentes alturas y así, las primeras, se hallan a sólo 200 metros del pueblo. Se trata de los andenes del cerro Intihuatana, un grupo de 40 andenes semicirculares y ondulantes cuyo vértice es el mismo Intihuatana.


La “ciudad” de las torres


Písac ha sido llamada por algunos “la ciudad de las torres”. Existen más de veinte y es difícil establecer a ciencia cierta la función que cumplieron. Algunas habrían estado asociadas a canales de agua existentes en el lugar. Su acabado es perfecto y para el investigador John Hemming, muestran indudables semejanzas con las construcciones de Sacsayhuamán. Las torres fueron construidas en los bordes salientes de la montaña y son equidistantes entre si según el historiador cusqueño V. Angles.


La casa de dos pisos


Si uno sigue por el camino que conduce al Intihuatana, se topará con la casa de dos pisos. Aquí se cruzan los caminos.


En honor del sol


El Intihuatana (en quechua Inti Watana, “reloj de sol”) es quizá el sector más importante del sitio. Tiene una ubicación privilegiada, desde la cual se dominan las dos quebradas de P& iacute;sac. La construcción se compone de algunos edificios, entre los que destaca uno de fina piedra labrada que, siguiendo la forma de una letra D, rodea a una afloración rocosa tallada de manera especial. La perfección de sus muros es impresionante. La roca tallada tiene una orientación tal, que coincide casi perfectamente con la salida del sol en el solsticio de junio. En Machu Picchu se puede ver una roca parecida. Algunos investigadores piensan que tales piedras y edificios podrían haber servido para realizar observaciones astronómicas. Desafortunadamente, los muros no conservan su altura original, por lo que no sabemos si en Písac este sistema se complementaba con una serie de ventanas. Este sector es atravesado por un canal que alimenta de agua a un reservorio, desde el cual se abastece a una serie de fuentes ubicadas en la ladera este.


Tiyanacuy


Siguiendo hacia la cuesta se encuentra el barrio de Tiyanacuy. Sus dimensiones son menores y gira en torno a un patio central. En el centro de esta construcción existe un perfecto asiento para dos personas esculpido en una piedra.


Los túneles


El cerro de Písac tiene dos túneles, uno de 16 metros de largo que va hacia el norte, y otro muy estrecho de tres metros que lleva a la cima.